Distintas piezas hecha a torno.
El día
5 de agosto de 18 a
21 h. el Museo Etnográfico hizo una exhibición del oficio de alfarero ante el
público asistente.
Se
comenzó con una explicación sobre las peculiaridades de este oficio: función
social, técnicas, herramientas, distintos tipos de arcillas, el horno, la
cerámica tradicional y la actual…
Continuó
la demostración con la elaboración de distintas piezas hechas a torno, que es
la herramienta primordial del alfarero. Algunos asistentes se animaron a
sentarse en el torno para intentar hacer una pieza.
También se hizo una
demostración de las diferentes técnicas de trabajo: bola, planchas, churros,
moldes de presión, de colada…
Torneando una pieza.
Molde de presión.
A la
par que se iban desarrollando las diferentes actividades, el público pudo
disfrutar de una exposición de cerámicas antiguas y modernas.
Exposición de cerámica antigua y moderna.
Pero
lo que más atrajo la atención del público fue sin duda la cocción de varias
piezas con la técnica del “rakú” que resulta muy atractiva y espectacular.
Consiste esta técnica en cocer unas piezas elaboradas en arcilla refractaria que
previamente se habían esmaltado y decorado con diferentes óxido y sales.
Cuando
el horno alcanza una temperatura próxima a los 1000º se abre y con unas largas
tenazas se cogen las piezas que están al rojo vivo y se introducen en un bidón
con abundante serrín.
Al meter las piezas en el serrín, éste comienza a
quemarse, se tapa el recipiente con lo que se forma una atmósfera reductora
totalmente carente de oxígeno que actúa sobre los esmaltes produciendo unos
efectos metálicos muy interesantes.
Cuando las piezas todavía están calientes, a unos 500º, se vuelve a coger las piezas con las tenazas y se las sumerge en un cubo de agua fría para dar por terminada la reacción sobre el esmalte.
Cargando el horno para el rakú.
Piezas al rojo vivo.
Cuando las piezas todavía están calientes, a unos 500º, se vuelve a coger las piezas con las tenazas y se las sumerge en un cubo de agua fría para dar por terminada la reacción sobre el esmalte.
La pieza que ha estado al rojo vivo dentro del serrín se enfría en metiéndola en agua.
El público
pudo observar como se iban desarrollando todo el proceso paso a paso, la carga
del horno, como iba subiendo la temperatura de cocción, la extracción de las
piezas y su introducción en el serrín y la inmersión final en el agua. El
resultado fue excelente. Todos pudieron comprobar el craquelado (cuarteado) del
esmalte y los reflejos metálicos que se consiguieron.
El resultado de la hornada de rakú.
Hubo
una pequeña tertulia en la que se intercambiaron conocimientos y se dio
satisfacción a las dudas e inquietudes de los asistentes.
¡Una mirada al pasado!
¡Un paso al futuro!
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